domingo, 14 de septiembre de 2008

FLESH [with ASPHALT! on mind]


Carne de cañón de la incertidumbre, somos,
asomados a mantas de ilusión,
garabateamos la belleza del existir
con los pinceles que nos ofrecen
los príncipes del futuro.

Carne y uña con la velocidad, somos,
derrapando en las esquinas del azar,
invocamos al crepitar de los fuegos
con las piedras que nos escupen
las nubes de la lógica.

Carne de la carne de los abismos, somos,
padres de travesuras digitales,
navegamos por mares elegantes
pero capaces de alterar nuestra travesía
con otra red, con otra ola.

Carne del motor de la lluvia, somos,
al amanecer de los eclipses gaseosos,
intentamos mantener el equilibrio
sobre cúpulas angostas
que delimitan el saber, que delimitan el poder.

Carne de nuestro corazón aliviado, entregamos,
llagas del escozor del alma,
peluches de sentimiento almidonados
y saliva alimentada de sexo
para contentar a la madre de todos los orgasmos.

Carne de matar a las leyes, somos,
de desvirtuar los silogismos de nuestros antepasados,
de granada de hiel en el pecho del enemigo
de granada de miel en el pecho del amigo
de vocabulario descreído para los indiferentes.

Carne de victoria de los ángeles, caiga
sobre nuestros hombros abrumados,
múdenos la piel a serpiente máxima
y alcance el color más vivaz
el laberinto donde reposan nuestros lamentos.

Carne del calor de la tarde, atosigue
a nuestras ínfulas equivocadas,
y que la brisa que contiene todos los elixires
contagie su alegría voraz
al matiz sangriento que nos habita.

Carne macilenta no nos disturbe, no
con sus discursos de jabón,
con sus fantasías de olor a perla
o su tierna facilidad malvada
de mutar a golosa, a sabrosa.

Carne del espíritu de la carne nos acompañe, sí,
a través de la madreselva cotidiana,
nos guíe su murmullo plácido
por espirales de rotundidad
y alcancemos un lugar en el templo de las astucias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso y abrumador