domingo, 15 de enero de 2012

TODAS LAS COSAS


Viendo la televisión en un escaparate
O escuchando el murmullo de las sombras
En la noche infinita que compartimos.
Refugiando nuestro ego en sueños inalcanzables.

Refugiando nuestro ego en sueños inalcanzables
Escapando de escapar
Escuchando la radio en el baño
Escuchando la radio en el baño.

Desde las mentiras que escuchamos
Hasta las mentiras que pensamos
Desde las mentiras que escuchamos
Hasta las mentiras que decimos
Desde las mentiras que decimos
Hasta los sueños que alcanzamos.
Desde las mentiras que escuchamos
Hasta las mentiras que pensamos.

Mientras tanto, comprando cosas inútiles
En las calles que compartimos
U observando la brillante chispa
En la noche infinita con la que soñábamos.

U observando las brillantes chispas
En la noche infinita con la que soñábamos.

Desde el espacio que nosotros poseemos
Hasta el espacio que ellos necesitan
Desde el espacio que ellos usan
Hasta el espacio que nosotros reclamamos
Desde el espacio infinito
Hasta la chispa en vuestros ojos
Desde el espacio que nosotros poseemos
Hasta el espacio que ellos necesitan.

Siguiendo los pasos de un desconocido
En el metro, como una sombra
Porque somos sombras que murmuran
Y nuestro ego es brillante
Como las estrellas que compartimos.

Desde el tiempo que perdemos
Hasta el tiempo que transcurre
Hasta nuestras sombras huyendo
Hasta la chispa que poseemos
Desde el espacio infinito
Hasta el espacio infinito
Desde la estrella en nuestros ojos
Hasta esas calles que somos.

*Escrita originalmente en inglés como canción para la música de mi amigo Alberto EFEA, se puede escuchar aquí:


*Su estructura de palabras que se intercambian de frases a la búsqueda de nuevos significados está inspirada en la de la gran "Construcción" de Nacha Guevara, una de las canciones fetiches de mi infancia:

domingo, 1 de enero de 2012

LOOP




Avanzas por un pasillo enorme, de impoluta moqueta gris. A tu derecha, en lugar de pared, hay un cristal tintado de negro. Mientras avanzas, oyes como golpean con el puño desde el otro lado del cristal, reclamando tu atención. Te giras y adivinas, en la sombra que golpea, un uniforme de policía, tal vez; de agente de seguridad, probablemente. Adivinas como extiende el brazo izquierdo, con la palma abierta, como invitándote a pasar. Vuelves sobre tus pasos, entre alertado y curioso, en busca del punto de entrada al otro lado del cristal. Allí te espera el hombre uniformado y te repite el gesto, esta vez con la mano derecha, para invitarte a pasar mientras te dice:

- Por aquí caballero, enseguida le explico.

Siguiendo sus indicaciones, atraviesas un pasillo más estrecho que desemboca en uno idéntico al anterior, desde cuyo lado derecho, a través de un cristal tintado de negro, alguien reclama tu atención. Parece un policía; es un agente de seguridad, probablemente. Reculas sobre tus pasos hasta la entrada que conduce al otro lado del cristal. El agente te invita con su gesto mientras te dice:

- Por aquí caballero, enseguida le explico.

AD INFINITUM. Has entrado en un bucle. Si acaso, ya me cuentas cuando salgas.