Iniciábamos
descenso
hacia
la ciudad real.
En la
carne: las preguntas
En las
preguntas: la sal.
Sentimientos
encontrados
y en la
mochila un disfraz.
"La
caída no me duele"
-me
dijiste al tropezar.
Recorremos ángulos rectos
que se tuercen al nombrar
y nos quedamos despiertos
como si no hubiera un solo día más.
Y en
todas las sintonías que probé de modular
se
escondía tras el ruido la canción de nunca más.
Ejercicios
de empatía, intercambio de papel.
"Más que
ser yo tu demonio, es que me parezco a él."
Moratoria
de condena
y un
dibujo en la pared:
Si la
sangre se gangrena
Habrá
que hacerla correr.
Espejismos
de futuro,
Impotencias
de pincel.
Navegamos
sin un rumbo,
No hay
timón ni timonel.
Recorremos parajes nocturnos
Que nos deslumbran con su flash.
Asumidos los derrumbes,
Construir será el menor mal.
Y toda
la algarabía que traté de silenciar
Siempre
se convertía en un rumor sideral.
Miscelánea
invisible a lomos de la ciudad.
Los
poderes para aquel que los sepa utilizar.
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