El viento dibuja espirales sobre la bahía de Cadaqués que se entrega a la noche.
Entramos en un restaurante italiano con nombre celeste.
Un alemán borracho nos dice algo que hago ver que no entiendo.
A la camarera simpática le gusta mi camiseta.
Nos sentamos a cenar.
Parejas, grupos de solteras y extranjeros ocupan las otras mesas.
La mujer que yo amo me habla de psicología o tal vez de filosofía.
Tiene una sonrisa casi perfecta.
Justo sobre ella hay una bombilla que cambia de color cada cierto tiempo.
Rojo, azul, verde, amarillo...
Mi cabeza por dentro debe ser parecida.
1 comentario:
Genial
He recordat al nostre amic Shepard
Muac
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